Cuando llegó el momento
de la comida,Janet estaba nerviosa y ansisosa por ver de nuevo a Robert;
Anna estaba picoteando lo que entre todas habían cocinado; Isobel
estaba frente a una de las pequeñas ventanas de la estancia mirando sin
mirar hacia la fria noche; Christina estaba revisando que todo estuviera
en su sitio y perfectamente colocado y Maggie...Maggie estaba paseando
por los alrededores,intentando tomar aire,respirar y calmarse,porque
sabía que si no lo hacía,antes de que el muchacho entrara por la
puerta,se lanzaría a por él,como un león se lanza a por su presa. Y
había prometido que se comportaría,más o menos.
Al grito de Anna¨Ya está aquí ,ya está aquí¨-
esta chica nunca aprendería a dejar de gritar- todas se acercaron a la
entrada de la granja.Janet había salido a recibir a Robert,que cruzaba
la entrada algo cohibido y visiblemente nervioso.No apartaba la vista de
Janet,a la que miraba con algo parecido a la adoración.Pura
fachada,pensó Maggie junto a una Chistina sonriente y una saltarina Anna
que poco le faltaba para salir corriendo a recibir al invitado.En
cambio, notaba a una Isobel seria y distante. Tenía que averiguar que le
pasaba. Nunca había sido el alma de la fiesta, pero estaba más
taciturna de lo normal. Pero eso sería después, ahora mismo tenía cosas
más importantes en las que centrarse . Como el hombre que en estos
momentos cruzaba el umbral de su hogar cogido de la cintura de Janet. Oh
que confianzas...
Tras los pertinentes y
recios saludos iniciales,y las escuetas presentaciones, todos pasaron al
salón, iluminado con numerosas velas,pues al estar el día encapotado,
el tímido sol no los saludaba con mucha fuerza, y poco se veía sin ayuda
de la luz de las velas . Además les aompañaba un día frío por lo que
habían encendido momentos antes la chimenea con la intención de que el
comedor estuviera lo suficientemente caldeado para la hora de la
comida.La mesa alargada estaba puesta con sencillos platos,que iban
desde stovies con galletas de avena y remolacha encurtida para acompañar hasta las lorne sausage,unas
salchichas cuadradas de cerdo acompañadas de una salsa para aderezarlas
.Y por supuesto no podían faltar varias jarras de cerveza.
Anna y Christina habían
dedicado parte de la mañana a limpiar y adecentar un poco la granja,
ante la llegada de tan notable invitado.
Janet había salido bien
temprano, sumamente arreglada, para acudir a recoger a su ahora esposo
Robert. Llevaba un vestido granate con media manga de volantes y un
escote cuadrado .Su rubio pelo suelto con un par de trezas que recogían
sus guedejas y le dejaban el rostro despejado. Todo en ella trasmitía
elegancia y saber estar. Parecía totalmente ajena a las demás y a lo que
aconteía a su alrededor, solo tenía ojos para él. Pareía...feliz.
Robert. MaDougall según le presentó antes. Por lo que sabía los
MacDougal era un clan de buena posición, no es que fuera de los más
poderoso ni ricos pero tenían de qué presumir. Tambiéne ra bastante
belicosos, por lo que había escuchado por esas tierras y a lo largo de
los años.
Cómo
no,Christina,siempre pendiente de la comodidad de todos,les hizo entrar y
sentarse,uno a cada lado de Maggie que presidía la cabecera y miraba
con meticulosidad cada gesto del hombre,por lo menos hasta que Janet
golpeó su espinilla para que dejara la inspección.
-Auch...Te has pasado-
Con los dientes apretados se recompuso como pudo a pesar del palpitante
dolor de pierna.Todo esto acompañado por la retadora mirada de Janet,la
risita traviesa de Anna y el susurro bajito de ¨señor ,dame paciencia¨de Christina.
El carraspeo de Robert centró la atención de las cinco mujeres en éste,incómodo por sentirse el centro de atención .
-Tenéis una casa preciosa,y muy bien cuidada.¿Quién la ha decorado?
El gruñido que salió de la garganta de Maggie sorprendió a Robert,pero no al resto,acostumbradas a escucharlos cada día.
-¿Insinúas que ,como
somos mujeres,lo único que sabemos hacer en una casa es decorarla con
tapices,manteles y demás cursiladas? Quizá si tienes algún roto en la
camisa,quieres que te lo remiende...- Maggie era experta en ironía,y
quien no solía tratar con ella no sabía muy como lidiar con ello.
Robert,negaba con la
cabeza,echándole una rápida mirada de auxilio a Janet,que le señalaba
con la mano que mirara la nota que ésta le había preparado para evitar
ciertos temas.Janet ya le había advertido de lo susceptible que era la
mujer pelirroja sentada a su izquierda,su poca o nada paciencia para con
los extraños y la más bien negada hospitalidad de ésta.Se maldijo por
no haberse acordado del maldito papel,doblado pulcramente en el bolsillo
de su pantalón,y que en estos momentos era imposible sacar sin que el
halcón,aquí a su lado,se diera cuenta y soltara todas sus garras contra
él.Suspiró relajandose y destensando sus músculos,atreviéndose a clavar
la mirada en esa mujer.
-En ningún momento he
dicho eso,mi señora,solo quería recalcar que la casa es acogedora.- Los
ojos entrecerrados de Maggie le escudriñaban con fijeza y él lo
soportaba con aparente calma ¿Es que esta mujer no sabía mirar de otra
manera?
-Ya...pero debes saber
que todos los arreglos que hay en esta casa los hemos hecho nosotras con
nuestras propias manos...nadie nos ha ayudado,ni hemos necesitado ayuda
...y ahora come,lo hemos hecho especialmente para ti.
El aludido asintió como
cuando tu abuela te dice que comas,esta mujer era peor que un general
,era un mezcla entre general y abuela,solo le faltaba dar collejas
reprendiéndote por hacer algo mal.Se dispuso a comer y comprobó que todo
estaba riquísimo y que,contrario a lo que pudo imaginar a cerca de la
cena,todo trascurrió con aparente calma,exceptuando alguna pregunta algo
indiscreta y para nada esperada de boca de una dama- entendiéndose dama
por Maggie- y que según esperaba él,contestó acertadamente.
Y por supuesto la
dicharachera Anna amenizó la velaba con sus incansables historias y sus
numerosas anécdotas de la vida en el campo. A pesar de que sabía por
boca de Janet,que ninguna de las allí presentes había tenido una vida
fácil,incluso su querida Janet,se sorprendió de que la muchacha,la más
joven de todas, pudiera ser tan feliz y ver todo con aquella
perspectiva.Obviamente no conocía las historias que las habían llevado a
todas a huir ,pero si se parecían en algo a la de su mujercita,habían
sufrido mucho.Y él estaba dispuesto a ayudarlas en la medida de lo que
pudiera y siempre y cuando ellas estuvieran dispuestas a ser ayudadas
.Porque su mujer sufría mucho por todas ellas,y solo quería lo mejor
para sus hermanas,que aunque no tuvieran las misma sangre,eran hermanas
de corazón.
Él no era ningún cobarde
y no iba a achantarse por la muestras de rechazo de las que le
obsequiaba Maggie. ¿Acaso no era un guerrero curtido en la batalla?¿Un
hombre que se había enfrentado a innumerables enemigos espada en mano?
¿Un caballero a cargo de una centena de guerreros ocupados en la defensa
de su clan? Nunca nadie dudaba de su arrojo,de su valentía y siempre
era tratado con respeto y cordialidad,pues era conocido por ser justo,
honorable y duro cuando la ocasión lo requerría,que no cruel..Pero esta
mujer...le hizo sentir pequeño e insignificante.Cosa que no iba a
permitir.
¿Dónde estaba ese brío
que le caracterizaba?Algo se movió dentro de él.Janet lo notó.Le miro
suplicante.Le rogó con la mirada que no lo hiciera,pero él ya estaba
dirigiendo su atención a Maggie,que al sentir la mirada de Robert sobre
ella,se giró a mirarlo desafiante.
-¿Podemos hablar?Me
gustaría discutir nuestra diferencias en privado.-Se levantó algo
cabreado echando la silla hacia atrás, las patas de ésta chirriaban en
el desgastado suelo,hizo un gesto con la mano hacia Maggie para que se
levantara y así poder ira algún sitio privado a conversar- A solas.
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Cerca de allí,tras las
colinas entre las que se encontraba la granja,un numeroso grupo se
preparaba para pasar la noche bajo el cielo estrellado,iluminados
únicamente por la luz de la luna.
Varias carros se
alineaban formando una especie de murete para los que allí estaban
cenando en ese momento,bien sentados en el suelo,bien sobre troncos o
piedras.Cada uno tomaba un trozo de carne y una jarra de
cerveza,mientras reían en torno a un fuego encendido, no solo para
cocinar ,sino tambien para calentarles ,pues las noches no eran
precisamente cálidas en Escocia .Las temperaturas eran muy bajas,y el
fuego junto a las apas y capas de ropa que llevana encima,hacían las
noches medianamente soportables.
Solo había un hombre de
entre todos los allí reunidos resguardado en su tienda.Ataviado con su
kilt y su camisa de lino con el pecho al descubierto,escuchaba
atentamente los informes del explorador que había mandado a espiar los
alrededores.Y eran noticias buenas,realmente buenas.
-¿Estás seguro?-el explorador visiblemente cansado,sucio del viaje y sin duda alguna hambriento,asintió vigrosamente.
-Sí,mi señor.Les seguí desde el mercado del pueblo hasta una granja al norte,a solo medio de aquí.
-Bien,descansa
muchacho,has hecho un buen trabajo.Avisa al resto,mañana partiremos
antes del amanecer y dile a Lawler que quiero hablar con él ahora.Ve y
come un buen trozo de venado y toma una buena jarra de cerveza. Te lo
has ganado.
Elmuhaho aún imberbe
salío satisfecho de la tienda. Ese chico, a pesar de su juventud, pues
solo contaba con 17 años, era un buen espía. Silencioso como nadie y
ligero como una pluma. Se había onvertido en parte esencial del grupo y
despuntaba por encima de la mayoria, siendo bastante maduro para su
temprana edad.
Todo parecía marchar
bien.Las habían visto,esas dichosas mujeres habían sido encontradas
después de dos años.Por fin iban a estar en paz y esos malditos clanes
no iban a importunar más a su rey,ni por consiguiente a él mismo.Después
de que esas mujeres abandonaran sus hogares,huyeran en plena noche y
desobedecieran a sus clanes y a su familia,los laird de cada
clan,sintiéndose humillados y ultrajados por éstas,habían acudido al
mismísimo rey para pedir su ayuda y colaboración.Como recompensa por
esta ayuda,los laird se comprometían a servir al rey en todo lo que éste
qusisiera y necesitara, y solo pedían una cosa. Que el dolor
,sufrimeinto y humillación causada por esas viles arpías ,llamadas
hijas, mujeres y nietas fuera y jamás saliera a la luz.Y que que ellas
fueran severamente castigadas aún tratándose de la muerte. Más de uno
sugirió la horca.Otros fueron más comedidos y solo pidieron venderlas
como sirvientas a otras casas.Los conventos tambiñen eran una opción que
barajaban.
Sacudió la cabeza
asqueado con la situación. Esta era la primera misión que hacía para el
rey como jefe y responsable de la expedición. Su maestro y mentor había
decidido retirarse de las misiones a pie y recluirse en el palacio del
rey,donde le ayudaba en otro menesteres. ¿Para eso había accedido?¿Para
buscar a unas mujeres que posiblemente había huido con el amante?
Dos años habían pasado
de aquel trato que los jefes de los clanes habían hecho con el rey y
estaba a solo medio día de acabar con aquello y que los lloriqueos de
aquellas gentes cesaran. Que sus estridentes voces callaran ahora que
tendrían lo que tanto ansiaban. Cualquiera diría que a quien buscan son
su familia. Si hacían esto por la sangre de su sangre ¿Qué harían por
gente que le importara tres cominos?
Hacía tiempo que no se
sentía tan eufórico,por fin todo iba a acabar y para celebrarlo en
cuanto despachara al tal Lawler,ese pequeño traidor, se iba a ir a echar
un par de polvos con esas sirvientas que le habían endilgado. Sonrió al
pensar en hundirse bajo esas faldas y entrar en ese calor abrasador.Se
reacomodó en la silla,al sentir cómo se iba hinchado más por momentos.
-Maldito niño
tardón...-Lawler parecía haberle oído pues justo en ese momento aparecía
vestido con el tartán de su clan y una camisa clara de lino arremangada
hasta los codos.Maldita fachada....Mucho amor por su clan, pero a la
primera de cambio había traicionado a su superior, echándolo a los
leones al descubrir con quién estaba éste.
-¿Me ha mandado llamar?
-Sí ,quería informarte
personalmente de que mañana,a primera hora,partiremos hacia la granja
donde se encuentran esas mujeres.Y según han comprobado,hoy tu amigo
estaba allí.Es posible que mañana también esté. Yo no dejaría a mi
mujercita sola.- Donnall miraba al muchacho esperando ver alguna
reacción,y vaya que si la vió.La garganta del muchacho era un subir y
bajar,y su rostro, hasta ahora sonrosado por la bebida,estaba pálido.-Tú
vendrás conmigo,me acompañarás en primera fila.
-Pero yo...
-No te he pedido tu
opinión.- Se echó hacia delante en el silla,apoyando sus codos en las
rodillas- Si no querías esto,no haberte ido de la lengua.Ahora, asume
las consecuencias de tus actos y compórtate como un hombre.
Donnall despreciaba
terriblemente a este amago de guerrero.No soportaba su presencia por
mucho tiempo,él era un hombre leal a los suyos y jamás pensaría en
servir la cabeza de un amigo en bandeja.Cierto era que, gracias a ello,
habían encontrado a las mujeres.Sin embargo la actitud de este hombre
que ahora se escondía acorbadado,no le gustaba para nada.
Despachó con un ademán
de la mano a Lawler , cuya piel estaba cada vez más cetrina y se recostó
en la silla,cruzando las manos tras la cabeza,y pensando en esas
mujeres durante un rato: Margaret,Christina,Janet,Isobel y Annabel.Meses
atrás buscaban a seis,ahora solo a cinco. Por lo que sabía,de la mujer
que ya no estaba, había vuelto con su familia y la habían
perdonado.Extraño,pero cierto. Rose si no recordaba mal.
Todo aire nostalgico y
melancólico se esfumó de Donnall en cuanto las dos sirvientas entraron
en la tienda,enseñándole lo que tenían para él.Hora de jugar.
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No fue una conversación
muy larga.Maggie había conducido a Robert a una salita contigua al
salón,donde tenían unos sofás y una pequeña chimenea,que si bien no era
como la de los castillos señoriales,hacía perfectamente su función de
calentar.No era una sala muy grande,estaba bien decorada y para nada
recargada. Y eso, a pesar de lo que pudiera pensar Maggie,le gustó a
Robert,al que no le llamaban para nada la atención las cosas ostentosas.
Ninguno de los dos se
sentó, se quedaron de pie,midiéndose con la mirada.Ambos eran orgullosos
y ninguno dió su brazo a torcer,pero por lo menos dejaron las cosas
claras.
Y Maggie,aunque seguía
sin fiarse de él,admiró su arrojo y su valentía al hablarle sin
tapujos.Al igual que ella le habló a él.A Maggie no le gustaba él,y a
Robert no le gustaba ella.Pero entre ellos se había producido una
acuerdo en el que procurarían ser corteses por el bien de Janet.
Salieron al salón de
nuevo,encontrándose con una preocupadísima Janet que andaba de un lado
para otro con nerviosismo.Su rostro de alivio al ver salir a Robert
ileso, molestó sobremanera a Maggie,que se cruzó de brazos,entrecerrando
los ojos hacia Janet.
-¿Qué esperabas que le
hiciera?¿Arrancarle los pelos uno a uno?- sonrió por la imagen que ella
misma se había creado en la cabeza de un Robert calvo.Feo y calvo.-
-De tí me esperaba cualquier cosa...Mi pobre Robert.-Se acercó al muchacho,contento y divertido con la preocupación de Janet.
-No ha sido para
tanto,amor mío...Ya sabes como dice el refrán ¨Perro ladrador,poco
mordedor¨.-Las carcajadas resonaron en la estancia frente al ceño
fruncido de Maggie,quien finalmente, por no darle a Robert más pie a que
se burlase de ella,zanjó allí el asunto.
-Sí,sí,muy gracioso.Pero
es tarde y creo que todos estamos muy cansados,asi que...-Se giró hacia
Robert,quien rodeaba a Janet con un brazo de manera posesiva mientras
que ella apoyaba la cabeza en el hombro de este rodeando su cintura con
un brazo y apoyando la otra mano sobre su pecho ,allí donde habitaba su
corazón. El de Maggie palpitó con fuerza al ver aquella imagen,mas no
supo descifrar aquel sentimiento ¿Anhelo?¿Envidia? Nadie sabía los
secretos ocultos en su corazón,y aunque ella misma quería ignorarlos,la
verdad era que deseaba algo como lo que Janet había encontrado con
Robert. Pero eso jamás lo admitiría,ni ante las demás,ni ante si
misma-...así que debes marcharte ya,Robert.Casi ha anochecido ,y si
esperas mucho más,te será dificil volver a tu casa. Estas tierras son
muy peligorsas para transitar por ellas sin conocerlas bien.
-Bueno, teníamos pensado que él se quedaría aquí esta noche y así...
-¿Qué?
!No¡Definitivamente no ¿Acaso te has vuelto loca,Janet?-Maggie estaba
sorprendida por lo descarada que estaba siendo auqella rubia que pensaba
que hasta momento conocía como la palma de su mano.Que quivocada
estaba.
-¿Porqué no?
-¿De verdad me lo
preguntas?Precisamente tú...- Maggie apretó las manos en puños con tanta
fuerza que tenía los nudillos blancos y le temblaban los brazos.Janet
sabía perfectamente las razones por las cuáles no quería a nadie en su
casa- Ningún desconocido pisa esta casa,él...-un dedo tembloroso
señalaba a Robert,que callaba mientras poco a poco se había alejado de
ambas,arrastrado hacia un lado por las pequeñas manos de Anna.
-Es mejor que te
apartes.Cuando se ponen así,lo mejor es que no tengan a nadie a su
alrededor...ni nada- Dijo cogiendo uno de los jarrones que adornaba una
pequeña alacena apostada en uan de las paredes del salón. Lo último que
quería Anna era que rompieran otro jarrón. Ya solo les quedaba tres.
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-Pero abuela...¿Porqué Maggie se comportaba de esa manera con Robert?Si él no había hecho nada.
Annabel pensó en Robert.
En su sorisa afable, en su mirada cálida y libre de engaños. Un suspiro
nostálgico escapó de sus labios al recordar la bonita pareja que hacía
con Janet. Se amaban con locura .
- Cariño...Maggie era una mujer que había sufrido mucho y tenía miedo.
- ¿De Robert?- Lainie
fruncía el ceño sin comprender nada. Dulces e inocentes criaturas. Ojalá
esa inocencia les durara mucho tiempo.
Annabel negó con la
cabeza a la vez que los recuerdos de aquella noche volvían a
introducirse en su mente como si aún lo estuviera viviendo. Jamás había
visto a Maggie tan afectada ni siendo tan dura con nadie. Pero esa
ncohe, pagó todo su miedo y rabia con el pobre Robert.
- De la vida. Tenía miedo de la vida
Que la lectura os acompañe!