Nicholas Ryan no cree en sentimientos, ni en compromisos. ¿Amor, matrimonio, familia? Esos conceptos ni siquiera existen en su mundo regido por la eficacia y la profesionalidad que le han permitido triunfar en su profesión. Pero la familia y sus valores sí eran esenciales para el tío Earl, y así lo especifica su testamento. Si Nick desea tener el control de la empresa de arquitectura a la cual ha dedicado tanto esfuerzo, debe casarse. El matrimonio, con la mujer que él elija, debe durar como mínimo un año. En caso contrario, su parte se repartirá entre el resto de miembros de la junta.
De modo que Nick decide casarse con Alexa Maria McKenzie, la mejor amiga de la infancia de su hermana, pero con la firma previa de un contrato matrimonial que evite cualquier implicación emocional. Sin embargo, una serie de malentendidos dará lugar a problemas inesperados, y el destino y la pasión intervendrán para desbaratar los planes de Nick y Alexa.
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