Esa
noche, Zackary Lander solo tenía en mente dos cosas: pedir una pizza y
olvidar el maldito día que había tenido. Sin embargo,
cuando llamaron a su puerta no fue el repartidor al que encontró,
sino a una ahogada gatita que estaba dispuesta a servirse sus huevos en
una bandeja.
Kimberly Ortega era un imán para los problemas. Si le quedaba alguna duda al respecto, quedó inmediatamente despejada en el
momento en que llamó a la puerta y empezó a insultar… al hombre equivocado.
Un encuentro fortuito, un malentendido y la más rocambolesca de las situaciones los llevó a conocerse en el momento menos
pensado.
Si el amor llama a tu puerta, ¿le dejarías entrar?
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