Trabajar para una revista de ocultismo puede resultar toda una
experiencia, especialmente cuando eres la única cronista capaz de ver e
interactuar con espíritus. Evangeline Roland era la mejor opción para
cubrir el reportaje de la mansión Miller, solo tendría que indagar en la
el truculento pasado de la casa y conseguir una exclusiva entrevista
del espíritu que la habitaba.
Sin embargo, pronto descubrió que las
cosas no eran lo que parecían. El pasado de la mansión no era tan
truculento como decían, ni estaba habitada por un fantasma sino por un
irritante hombre cuya presencia le arrancaba el aliento y provocaba que
se le humedeciesen las bragas. Adrien Lawrence era un inquilino
inesperado, arrebatadoramente sexy y dispuesto a hacer de esa noche de
trabajo la más erótica y caliente de las experiencias a cambio de una
única cosa; el fin de su maldición.
Que la lectura os acompañe!
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