CAUTIVA POR TI
Sherrilyn Kenyon
CAPÍTULO UNO
En su vida como agente secreto, Rhea Stevenson había hecho muchas cosas que había odiado: adular a asesinos de sangre fría, hacer ojitos de cordero degollado a los señores de la droga, pretender ser una novia por correo rusa, pasear desarmada con un vestido escotado, casi inexistente, en un trato de armas nucleares. Pero nada en todos sus años como un agente la había preparado alguna vez para hacer…
¡Esto!
"¿Quieres que haga, qué?", le preguntó a Tee, la directora administrativa de la Oficina de Defensa Americana, o BAD¨, como era conocida por la mayor parte de la gente que trabajaba allí.
Una agencia de antiterrorismo en la sombra que la mayor parte del país no sabía ni que existía, BAD tenía a mucha gente "interesante", y Tee era definitivamente uno de los personajes más pintorescos. Con sus cinco piesª de altura, Tee no debería haberla intimidado en absoluto, y aún así, la pequeña y hermosa mujer vietnamita-americana, le lanzó una mirada de las que advierten a cualquiera que resultaba mucho más mortal que una cobra.
Y lo era.
Tee le dirigió una mirada plana, fija, sin ninguna emoción. “Vas a ser una dominatrix.”
Rhea no pudo hacer nada más que quedarse boquiabierta cuando oyó la risa masculina que procedía del escritorio, en el cubículo frente al suyo.
Su mirada se estrechó cuando un mal presentimiento se cernió sobre ella. ¿“Y de quién fue esta idea tan brillante?"
Ace hizo rodar su silla hacia atrás, de modo que pudiera mirar desde la entrada de su cubículo al de ella .Le sonrió como el gato de Cheshire.
“Ah, no, no, no,” dijo Rhea firmemente devolviéndole la carpeta del archivo a Tee. “No en esta vida. Deja al Agente Excelente de ahí vérselas con cuero tachonado y fustas. Entonces los desviados podrán tener una juerga juntitos. ”
Ace, quién realmente era más sexy de lo que cualquier hombre tenía derecho de ser, le dio un vistazo ardiente. “No puedo, amor. No tengo el culo adecuado. Pero tú por otra lado… ” Su fija mirada, de un azul oscuro, bajó recorriendo sus caderas y su sonrisa se volvió lasciva como si se imaginara agarrándola del trasero.
Rhea no estaba segura de lo que odiaba más, el descaro de aquella mirada o el modo que su cuerpo reaccionaba a ella. Y su cuerpo siempre la traicionaba con este hombre. Nunca había entendido como una mujer podía sentirse atraída y repelida al mismo tiempo.
Seguramente le pasaba algo realmente malo.
¿“Esto no es acoso sexual? ”. Le preguntó a Tee, aunque una parte de ella vibraba de entusiasmo. “Ya sabes, tengo algunos amigos en el EEOCª.”
Tee pareció más bien divertida con su pregunta. “‘Bien, en este caso, Ace tiene razón. Necesitamos un agente femenino para el papel, y Ace pensó que tú serías la mejor para ello."
Rhea lo taladró con la mirada. “Apostaría a que lo hizo.”
Ace se levantó y se paseó hacia ellas, parándose en la entrada del cubículo. Con sus seis-dos pies, era mucho más alto que Tee. La mirada en su atractiva cara era como la de un niño en Navidad. Una imagen a la que ayudaban su alborotado pelo, rubio oscuro, y sus burlones ojos azules.
Le lanzó una diabólica mirada a Rhea. “Ah, solamente piensa, Rhea. Tú...yo...cadenas y látigos...La receta para una noche caliente, ¿eh?"
La receta para un desastre en su opinión. “La receta para una pesadilla, querrás decir. No lo haría ni por todo el dinero del mundo. Lo siento, Tee, consigue a otro agente para esto".
Tee suspiró con irritación. “Te necesitamos, Rhea, eres la única en la oficina que encaja con el perfil. Deja de lado tu repugnancia personal y trabaja con Ace solamente esta vez".
“No voy a quitarme la ropa delante de él, aun si consigo la satisfacción de golpearlo.”
Arqueando una ceja, él dobló los brazos sobre su pecho. ¿“Pero lo harías para detener a un conocido terrorista? ”
Rhea se detuvo al escuchar esto. Ese era su punto débil, y todos en la agencia lo sabían. Lo que no sabían era por qué. La razón era privada y personal, pero ella había utilizado su vida adulta completa en una cruzada para parar tanta violencia sin sentido. Aquella sola palabra podía conseguir que ella hiciera cualquier cosa.
Incluso quitarse la ropa delante de Ace Krux, dios masculino, demonio personal.
“Esa fue otra razón por la que pensamos que tú serías perfecta,” dijo Tee solemnemente. “Todos sabemos como te sientes.”
No, realmente no lo hacían. Rhea tomó el archivo de nuevo. ¿“Tengo que trabajar con Ace? ”
Tee se encogió de hombros. “Es suyo chica. Ha estado trabajando en el caso durante un año y conoce todos los detalles. ”
“No te preocupes Rhea,” dijo él. “Serás otra después de verme desnudo."
Ella resopló al oír esto. “Sí, que alguien me recuerde que mejor sería tomarme unos galones de Pepto-Bismolª, una botella industrial de Tumsª, y un poco de bicarbonato".
Ace hizo girar sus ojos. “Sí, seguro. Como que no venderías tu alma por tener una oportunidad conmigo."
Rhea cogió su arma de la pistolera de su espalda, entonces sacó y comprobó el cargador. “Lo has conseguido". Puso de golpe el cargador en su sitio y quitó el seguro. ¿“Quieres diez segundos de ventaja o puedo sencillamente pegarte un tiro ya?".
Tee sacudió la cabeza hacia Ace. ¿“Por qué tienes que atormentarla siempre?. Un día, te va a pegar un tiro de verdad y yo estaría de acuerdo en autorizarlo". Tee se giró hacia ella con una mirada de advertencia. “Guárdala, Rhea."
Rezongando, puso de nuevo el seguro y obedeció.
“Ah, no me pegaría un tiro de todos modos, Tee. Solamente disimula su encaprichamiento conmigo haciendo la imbécil".
Rhea se plantó para encararlo. “¿Sabes Ace? No eres ni de lejos tan irresistible como crees."
"Seguro, solo que, ¿cuántas veces has soñado tenerme desnudo en tu cama?"
Rhea contó hasta diez mentalmente y se forzó a no caer en su provocación. Pero lo peor de todo era que él tenía razón. Lo encontraba físicamente muy atractivo, pero en el momento en el que abría la boca, quisiera amordazarlo.
“Ah, sí,” dijo ella sarcásticamente. “Haces arder mi mundo completamente. Oh, chico, chico. Tengo que tener tu caliente cuerpo. ¿Por qué no nos desnudamos completamente y nos lo hacemos aquí mismo en el cubículo? ”
Hunter Wesley Thornton-Payne asomó su atractiva, aunque pomposa, rubia cabeza sobre la pared del cubículo de al lado. "¡Caramba tíos! ¿Podríais dejar ya esa mierda? Algunos de nosotros estamos tratando de trabajar aquí."
¿“Desde cuándo trabajas en algo que no sea tu carpeta de acciones Payne? ” Preguntó Carlos Selgado, con su voz, de marcado acento, apareciendo por la otra pared y mirando a Hunter. “Algunos estamos disfrutando de los fuegos artificiales. ”
“Mi nombre es Thornton-Payne,” corrigió Hunter.
Ignorándolo, como siempre hacía, Carlos miró por encima de Tee. ¿“Si Rhea va a desnudarse de verdad, puedo liquidar a Ace y coger su caso? ”
Tee les dirigió a todos ellos una fulminante mirada. “Agentes, abajo, o habrá un vil virus que atacará el sistema de nóminas y os dejará con el culo al aire. Se llama el Virus de Tee Cabreada y podría hacerse de modo que ninguno cobrara en al menos seis semanas...quizás incluso más."
Carlos y Hunter inmediatamente desaparecieron.
Tee se volvió hacia Rhea y Ace. “Vosotros dos, buen rollo.”
Rhea se mofó. ¿“Buen rollo? ”Preferiría llevar en la mano un escorpión por mascota"
Aquella sonrisa diabólica regresó a la cara de Ace, mientras la recorría con una apreciativa mirada. “Te enseñaré mi aguijón si tú me enseñas el tuyo.”
Ella hizo una mueca de asco. El tipo era realmente depravado.
“¡Eh!, Carlos,” llamó él, “solías hacer mucho trabajo con escorpiones. ¿Cómo se aparean, de todos modos? Ya sabes que tienen esos aguijones y garras y—”
“Ya basta con los rituales de apareamiento de los escorpiones,” dijo Rhea con los dientes apretados. ¿“Por qué no hablamos de la mantis religiosa en cambio? Ya sabes, la hembra le arranca la cabeza al macho. Es una mujer sabia. ”
Ace alzó las cejas. “Sí, pero ¡vaya modo de palmarla!, ¿eh? Si te tienes que morir, siempre mejor largarte con un buen polvo. ”
Tee les echó una fulminante mirada. " Marlin Perkins y todo el equipo, vuelvan al tema que nos ocupa.”
Ace se apoyó despreocupadamente contra el escritorio de Rhea y cruzó los brazos sobre el pecho. “Bien, regresaremos al tema ahora y guardaremos el folleteo para más tarde.”
Rhea sencillamente siguió fulminándolo con la mirada. Este era uno de aquellos momentos en que ella realmente odiaba a este tipo.
Pero, desde luego, Thadeus "Ace" Krux era un tío de muchos talentos. Podría escalar un edificio de manera que el Hombre Araña se sintiera orgulloso. Podría conducir mejor y más rápido que Jeff Gordon y Mario Andretti juntos. Podría construir una bomba letal con una botella de Coca-Cola vacía, un pedazo de tela, y simples productos de limpieza caseros.
Sobre todo, podría dejar sin habla a cualquier mujer del planeta con tan solo una mirada.
Era una maldita combinación que resultaba mortal para las defensas de cualquier mujer. Tenía los movimientos suaves, seductores de una bestia en su hábitat natural. La sonrisa de un Don Juan y la inteligencia de Einstein, todo esto empaquetado en el cuerpo de un modelo de un anuncio de Bowflexª.
Él era el epítome de todo lo que ella encontraba deseable en la especie masculina...
Y todo lo que despreciaba.
Su calma, fría, racionalidad lindaba con lo desapasionado.
Su arrogancia no conocía límites, y su ego…
Alguien realmente tenía que bajarle los humos.
Hasta parecía no vivir con ningún otro objetivo que atormentarla, era absolutamente molesto para su paz mental.
¿“Ya le ha sacudido ella? ”, Preguntó Joe cuando se les unió.
Apenas en la treintena, Joe era joven para el puesto de director principal en una agencia tan importante, pero Rhea no podía pensar en nadie más adecuado para controlar al variopinto, a menudo ilegal grupo, que componía el destacamento de fuerzas BAD.
Para toda su juventud y atractivo, Joe era incluso más letal que Tee. Nunca se comprometía, nunca tomaba prisioneros. Algo que no pegaba con sus rasgos de niño bonito.
Llevaba en una pistolera negra de cuero, una 38 Special con culata de marfil, a la vista (Joe había dicho una vez que le gustaba dar la imagen típica), pero era el modo en que usaba el estilete que llevaba atado con una correa a su muslo, por lo que era más famoso (o sea, por las sorpresas que le gustaba dar a quienes confundía su apariencia "típica")
Largo por los hombros, el pelo marrón oscuro, lo llevaba atado en una cola de caballo, y por una vez tenía las mangas de la camisa azul, enrollada lo suficiente para revelar el colorido tatuaje de un dragón que tenía en el antebrazo izquierdo - un recuerdo le había dicho una vez Tee a Rhea, de los días cuando Joe era el miembro de una violenta pandilla callejera en Nueva York.
¿“Quieres decir que tengo tu permiso para sacudirle? ” Preguntó Rhea a Joe.
Joe dio a Ace una sonrisa satisfecha y divertida.
Ace resopló. “No lo creo. Recuerda, sé exactamente donde vives y duermes. ”
“Sí, pero no podrías saltarte mi sistema de seguridad.”
Joe tenía probablemente razón. Su especialidad eran las instalaciones eléctricas y las demoliciones. Podía hacer una trampa explosiva de casi cualquier cosa. Era un talento especial que Rhea no podía imaginar que un chico de Nueva York adquiriera legalmente.
¿“Entonces, detrás de quien vamos, a todo esto?", preguntó ella abriendo su carpeta.
“Lucius Bender,” dijo Ace. ¿“Te suena de algo? ”
Rhea asintió con la cabeza. Desde luego que le sonaba. Era el caso por el que le había estado rogando a Joe, y porque él se lo había asignado a Ace era algo que no podía imaginar. Ella era dos veces más agente que él. Al menos lo era en cuanto a investigación y reconocimiento se refería. Cuando tenía que ver con ejecución física, Ace le ganaba, pero solo porque el tipo tenía una flagrante indiferencia por la vida humana, especialmente la suya.
“Él provee de armas a muchos terroristas de Cisjordania,” dijo ella.
“Sí,” afirmó Ace. “He estado ansiando hincarle las uñas a este bastardo desde que trabajé para el Servicio Secreto y uno de sus esbirros atentó contra la vida del presidente, pero es resbaladizo como el infierno y no hemos sido capaces de atraparlo en algo. El IFTª solamente nos dijo que hace unos días las autoridades alemanas pillaron a su dominatrix favorita, a quién estaban vigilando por contrabando. Ahora el burdel en el que ella trabajaba está buscando una sustituta. ”
¿“Y yo soy la sustituta? ” Rhea preguntó.
Ace asintió con la cabeza.
Joe le cogió la carpeta y sacó la foto más reciente de un hombre calvo, poco atractivo, de mediana edad, para que ella la inspeccionara. “Los GAª tienen un topo en la celda donde ella ha estado hablando con las demás internas de los hábitos raros de Bender. Parece que le gusta hablar mucho durante sus palizas, y una de las cosas de las que él más se jacta, es de cuantos actos terroristas ha financiado o cometido. Le ponen las mujeres que parecen Bettie Pageª, por eso queremos enviarte como una Látex Bettie, su nuevo juguete. Lo metes en un cuarto con micros, consigues que confiese, y entonces entramos con el GA y lo arrestamos. ”
Sonaba bastante sencillo. Demasiado sencillo, de hecho, y nada era nunca sencillo.
¿“Todo lo que tengo que hacer es golpearlo?", preguntó Rhea con recelo.
Joe asintió con la cabeza.
“Realmente es un jodido bastardo,” dijo Ace mientras le mostraba otra fotografía de Bender en una fiesta con una chica morena, parecida a Bettie Page, que no tendría más de quince años…y aquello fue decisivo.
“Bien. Si esto consigue sacarlo de las calles, entonces dame los tacones de aguja y la correa. ”
“Me matas, Rhea,” dijo Carlos desde el otro lado de la pared.
Rhea resopló audiblemente al oír el comentario. “Ponte a trabajar, Carlos.”
¿“Joe? ” Llamó él por encima de la pared. “Quiero un traslado al caso de Ace. ”
¿“Por qué, Carlos? ” Preguntó Joe. ¿“Te mueres por llevar tacones altos y una correa de una mujer? ”
“Infierno, no. ”
Rhea carraspeó para conseguir la atención de Joe.” "Entonces, ¿cómo preparamos esto?", preguntó.
Ace sonrió. “Tú y yo vamos a encontrarnos con un entrenador para aprender sobre esclavitud y dominio. Tú vas a ser el ama y voy a tener que ser tu esclavo.” Él parecía estar disfrutando esto muchísimo.
"Eres realmente un pervertido ¿verdad? ¿Lo admites? ”
Ace se rió.
Joe se frotó la cabeza como si empezara a tener migraña. “Ya que los dos vais a tener que ser extremadamente íntimos durante unos pocos días en breve, ¿por qué no os vais temprano y cenáis juntos esta noche?, entonces podéis hablar del caso y llegar a conoceros el uno al otro antes de que os toque desnudaros.
Ahora era a ella a la que le dio migraña con la perspectiva de lo que este caso implicaba. “Gracias, Joe,” dijo ella sarcásticamente.
“No hay de qué, Rhea. Demonios, dejaré hasta que lo carguéis en la tarjeta de la compañía."
Ella le dirigió una cómica mirada. “Eres tan condenadamente generoso.”
Ace indicó el camino a la puerta con una inclinación de la cabeza. ¿“Le tomamos la palabra, Rhea? ”
Rhea suspiró luchando contra el impulso de correr en la otra dirección, pero esto no iba sobre ella y Ace y lo que lo detestaba. Iba sobre parar a un asesino de sangre fría a quien no le preocupaba a quien hacía daño.
Para eso, ella haría cualquier cosa. Incluso salir con el tío más arrogante que existía.
Ella miró a Tee. "Puedo pegarle a Ace de verdad, ¿no?”
“Él será tu esclavo durante el entrenamiento. Digo, hazle gritar pidiendo clemencia".
Ace parecía completamente impávido ante la perspectiva. “Golpéame, hazme daño, llámame Ralph.”
“Sí, te llamo Ralph. Tendré suerte si no "vomito" al verte desnudo".
“Oooh,”dijo Ace en un tono apreciativo. “Has estado rápida en la respuesta, Stevenson. Estoy impresionado. ”
Antes de que ella pudiera responder, Ace volvió a su cubículo y agarró su chaqueta. Rhea se adelantó y cerró su pc mientras Joe regresaba a su oficina.
Tee abrió la carpeta otra vez y revisó los papeles hasta que encontró uno en particular, que le pasó a Rhea. “Este es el expediente de Bender. Memorízalo mientras aprendes a golpear a un mierda como él. ”
Un leve y maligno destello en su mirada decía que Tee disfrutaría estando en la posición de Rhea. “Si a ti te apetece tanto, ¿por qué no lo haces tú?"
“Porque a él no le ponen las mujeres vietnamitas bajitas. Ya me gustaría. ”
“Yo también. El pensamiento de tener que estar, con nada más que una "susanita" no me atrae.”
“No te preocupes. Te cubriremos. ”
Y lo harían. Los BAD siempre se cuidaban unos a otros. “Lo sé.”
Tee retrocedió cuando Ace se les unió de nuevo.
“Vosotros dos tenéis una noche agradable para haceros amigos”. Le dio una pequeña tarjeta a Rhea. “Primera cosa por la mañana, el instructor se encontrará contigo en tu casa donde estoy segura que te sentirás un poco más cómoda. Mientras tanto, quiero que los dos os metáis pronto en el papel. Esta es la dirección de un sex-shop aquí en Nashville. Id allí y abasteceros de juguetes"
Ace le dirigió una de aquellas pícaras sonrisas mientras le daba a Rhea un vistazo que hizo que el estómago de ella se contrajera. “Estoy deseando empezar".
A Rhea no le hacían ni pizca de gracia sus bromas. "Mejor esperas sentado".
Le cogió la tarjeta a Tee. "Realmente disfrutas con esto, ¿no?"
“Absolutamente. Entonces ¿qué va a ser primero?", preguntó juguetonamente mientras daba un paso hacia ella. "¿Cena o sexo?"
"¿Perdón?”
Le cogió la tarjeta, dejando que sus dedos la rozaran en una cálida caricia, y sonrió como un lobo con piel de cordero. "Vamos, Rhea. ¿Has estado alguna vez en un sex-shop?"
Difícilmente. Las perversiones sexuales no le habían llamado nunca la atención, y había oído bastantes cuentos de sus amigos más raritos como para saber que a ella no le iban a interesar los artículos que ofrecían esas tiendas. "¿Y tú?”
Parecía completamente impenitente. “Abogaré a la quinta enmienda por esto”
“Sabía que eras un pervertido.”
“¡Eh!, no es culpa mía que los clientes me llevaran con ellos siempre que mi padre les hacía vigilarme.”
Rhea sacudió la cabeza y Ace retrocedió, entonces de encaminaron desde sus oficinas hacia los ascensores.
El padre de Ace, Alister Cross, era un director renombrado que había ganado varios Premios de Academia. El abuelo de Ace, Osker Krux, era el dueño de uno de los estudios de películas más grandes en el mundo, y el hermano más joven de Ace era una especie de gurú que había sido galardonado por la Academia en Efectos Especiales. Ace mismo había sido doble antes de que hubiera empezado a trabajar para el Servicio Secreto.
“Ya sabes, nunca he comprendido porque eres un agente BAD, de todos modos. ¿Por qué no seguiste el negocio familiar? ”
Él se encogió de hombros. “Las películas son aburridas. Los actores son falsificaciones, imaginé que si me gustaba vivir mi vida al límite, podría hacerlo en la realidad. ¿Por qué arriesgarme a morir por una bala de fogueo cuándo puedo esquivar balas auténticas que tienen la intención de matarme y salvar el mundo? ”
De un modo extraño aquello tuvo sentido para ella, y logró que sintiera un poco de respeto por él.
¿“Y que hay de ti?", preguntó mientras esperaban el ascensor. ¿“Qué hizo a una respetable agente de la CIA seguir a Joe a una agencia en la sombra que no tiene aliados conocidos?”.
“Respeto el trabajo infernal de Joe y Tee y su orden del día, y no me gustaban todas las reglas de la CIA.” Esto era lo mejor de BAD. Ninguna regla ataba sus manos. Cada agente estaba censado bajo un contrato civil. Estaban financiados por el Ministerio de Hacienda y escondidos bajo la tapadera de una agencia federal de seguros, que de un modo irónico era, lo que realmente eran. Sólo que "seguro" tomó un nuevo y completo sentido para ellos.
En realidad, eran un grupo de fuerzas especiales antiterrorista, sobre el cual nadie sabía nada excepto el presidente. Los agentes respondían ante Joe, y él respondía solo ante jefazo.
Nadie más sabía que existían y a todos les gustaba de ese modo.
Las puertas de ascensor se abrieron.
Ace se apartó para dejarla entrar primero. Ella no habló otra vez hasta que estuvieron en el interior y él presionó el botón del vestíbulo.
“Además,” dijo, continuando la conversación, “Me gustan las clases diferentes de agentes que tenemos. Sois mucho más divertidos que en las otras agencias. ”
Él rió. “Sí, no somos un equipo ordinario.”
Rhea sonrió cuando miró a Ace de reojo. Aunque él la ponía de los nervios, tenía que confesar que estaba increíblemente atractivo allí plantado con las manos en los bolsillos, mientras miraba como cambiaban los números de las plantas. Algo en él era absolutamente irresistible.
Lo peor es que él lo sabía.
Su presencia era abrumadora en el ascensor, o quizás más bien, en todos lados. Era uno de aquellos raros hombres que poseían un aura intensa que lo abarcaba todo.
Aún cuando ella había tratado que no le gustara él por ser tan creído, hubo siempre una parte diminuta de ella que se sentía atraída. Una parte realmente pequeñita.
Cuando era silencioso y serio, realmente cortaba la respiración, lo que la hacía siempre preguntarse cuantos corazones habría dejado rotos.
“Bueno, dime Ace. ¿Cuándo fue la última vez que saliste con una mujer con la que previamente te habías citado?"
La miró. ¿“Una verdadera cita o una cita "pretendo ser alguien e intento obtener información"? ”
“Una verdadera cita.”
Él soltó un silbido bajo. “Probablemente un año. ¿Y tú? ”
Ella suspiró tristemente con la dolorosa verdad. “Tres años, al menos.”
“Sí,” dijo él con un suspiro. “Nuestro trabajo no se presta exactamente a tener citas, ¿verdad? ”
“No. Nunca estoy segura en que decir cuando me preguntan lo que hago para ganarme la vida. A la mayor parte de los tipos les intimida mucho pensar que tienen una cita con un agente federal. ”
Él resopló al oír esto. “Les digo a las mujeres que soy un agente federal y se ríen y piensan que les estoy metiendo un rollo. Así que por lo general lo arreglo diciendo que soy una mierda de comercial o algo."
La puerta se abrió. Rhea caminó a través del vestíbulo mientras seguía sonriendo al pensar en Ace en una barra con alguna mujer riéndose tontamente sin tener ni idea de lo que el tipo era capaz de hacer. Él era increíble en el trabajo de campo. Podía hablar una docena de lenguas con soltura y no tenía miedo de nada.
Mientras estuvo en el Servicio Secreto, le habían herido de un disparo tres veces y había procesado a innumerables criminales. Todavía estaba realmente asombrada que Joe hubiera sido capaz de arrancarlo de las garras del Servicio Secreto. Era un héroe famoso en su grupo.
¿“Quieres que te lleve yo?”, preguntó.
Ella sacudió su cabeza enérgicamente en un no. “No, yo te llevaré. He visto tu modo de conducir."
¿“Qué?”, preguntó, su cara una expresión de total inocencia. “Tengo un registro de conducción perfecto.”
“Sólo porque te los camelaste para escaquearte de tus tres últimas multas", le recordó.
"Aquello eran faltas leves por exceso de velocidad.”
“Seguro. Y yo soy un marciano con tres brazos.”
Sus palabras solo lo divirtieron. "Vale, Cha-cha-cha. Tú conduces. ”
¿“Entiendes de carreras de automóviles?”, preguntó como si estuviera sorprendido por sus conocimientos.
Rhea asintió con la cabeza. No era algo que alguna vez le hubiese mencionado a alguien, en realidad el tema raras veces salía. ¿“Estás de broma? Ella es la Campeona, la primera y única mujer en la historia de campeonato de Top Fuelª en la NHRAª. Cuando yo era una niña, quería ser como ella cuando creciera. Mi padre era un viejo amigo de su jefe de equipo, Connie Kalitta, y tengo su autógrafo. ¡Ah, adoro a esa mujer! ”
¿“Entonces por qué conduces ahora como si fueses una vieja? ”
Ella se mofó. “De vieja, nada. Puedo dar la vuelta al circuito (J-turn???) con una limusina Lincoln antibalas y quedar entre los mejores. ”
Ace se rió entre dientes por su referencia al entrenamiento de agente donde todos ellos debían aprender a conducir una variedad de vehículos en circunstancias estresantes. Uno en particular que todos los agentes BAD tenían que pasar era la capacidad de saltar sobre lo primero disponible y poder salir de cualquier peligro posible, incluso fuego de artillería pesado, granadas y atentados con bomba.
Se inclinó y le susurró en el oído, "Todavía conduces con demasiada cautela para mi gusto, pero de lejos.”
Rhea tembló con la sensación inesperada de sentir su aliento sobre la piel e hizo todo lo posible por no pensar en otras cosas, mucho más íntimas, que harían que él estuviera así de cerca.
Y ella tenía la extraña impresión de que él no hablaba realmente del modo que ella conducía un coche.
No queriendo pensar sobre eso, lo llevó a la planta de aparcamiento donde tenía aparcado su Mustang rojo.
Ace no dijo nada mientras entraron y se dirigieron hacia fuera.
¿“Tenemos que ir de verdad a un sex-shop? ” Preguntó ella, aunque sabía la respuesta.
“Depende. ¿Tienes algún látigo y cadenas en casa? Y si lo tienes, tendré que cambiar definitivamente mi opinión sobre lo que hace la agente Rhea Stevenson durante sus días libres. ”
Rhea gimió. “La única cadena que tengo es la pequeña de oro que llevo alrededor del cuello, y en cuanto a látigos...los envases medio vacíos de Cool Whipª, ¿cuentan?"
“Para lo que estoy pensando, sí.”
Ella soltó un suspiro cansado. ¿“Todo lo que te diga tienes que liarlo con el sexo? ”
“Ya que, se supone, me vas a dominar, sip, pequeña”
Ace miró su cara, dura como una roca, mientras se introducía entre el tráfico de una manera mucho más tranquila de la que él lo haría.
Rhea era una mujer caliente con un exterior frío que él había querido derretir desde hacía bastante tiempo. Pero claro, el negocio y el placer no se mezclaban bien. Lo sabía mejor que nadie y aún así no podía evitar preguntarse que sabor tendría la pequeña morenita.
Cómo se sentirían aquellos delgados y ágiles miembros a su alrededor.
Ella era hermosa. No tanto en su aspecto, como en la forma en que ella podía hacerlo sentirse mejor sin hacer nada más que riéndose de él. Era sumamente tranquila y raras veces decía mucho aun cuando no paraba de sonar el teléfono.
Mientras estuvo en la CIA, se suponía que había sido uno de sus mejores agentes de campaña.
Pero en los tres años que ya habían pasado juntos en BAD, no había participado en muchos trabajos de campo. La mayor parte de su trabajo había sido a través de la red, lo que hacía que Ace se preguntara como estaría ella al descubierto.
En más de un sentido.
Él tenía la teoría que las mujeres silenciosas y tranquilas eran mucho más desinhibidas en la cama. Pero ya que no conocía a muchas tranquilas, nunca había podido probar su teoría.
Ella le echó un vistazo. ¿“En qué piensas? ”
Ace recurrió a la típica respuesta masculina. "Nada".
¿“Nada? ¿Entonces por qué pareces el gato que se comió al canario? ”
En repuesta le dirigió una pícara sonrisa. “Bien, entonces, pensaba en ti vestida de cuero negro, manejando una fusta sobre mi culo desnudo.”
Ella no lo miró mientras giraba a la izquierda. "Creo que no hay "nada" que me guste más.”
¿“Perdón? ” Preguntó, atontado y excitado por sus palabras. ¿“Realmente quieres azotar mi culo desnudo? ”
¡“No! ” Gritó bruscamente. “Dije que no me gusta 'nada', no, no me gustaría nada MENOS. ¡Ah, santo Dios!, ¡Ace crece!"
Él continuó sonriéndole, que era algo que no le hacía a muchas personas. Había algo en ella que lo atraía contra todo sentido común o razón.
Como tampoco entendía completamente su necesidad incesante de provocarla. Aunque estaba el hecho de que disfrutara de sus rápidas repuestas y la forma en que aquellos ojos negros destellaban siempre que él la hacía enojar. Resultaba casi tan sexy como acariciarla.
Casi.
“Me lo figuraba, eso es por lo que no dije "nada" para empezar.”
Ella le dirigió una mirada de censura. “No puedo creer que vaya a hacer esto.”
¿“Tú? Soy el esclavo en prácticas. Creo si alguien debiera estar avergonzado, debería ser yo. ”
Rhea le dirigió un vistazo y metió el coche en el parking de un gran edificio azul cubierto con una triple X y que no tenía ventanas en absoluto. "Mira, Ace, tu hogar lejos de casa".
Rhea se quedó parada a la entrada del sex-shop mientras el horror total la engullía. Nunca había visto nada como esto en toda su vida. Había jaulas colocadas en las esquinas con maniquís vestidos y encadenaron en la manera más sexualmente gráfica imaginable. ¿Realmente la gente utilizaba estas cosas?
Se detuvo al lado de unas muestras de consoladores con forma de pene y frunció el ceño.
¿“Qué pasa? ” Preguntó Ace mientras la rozaba al pasar por delante de ella en la tienda.
Hizo todo lo que pudo para no quedarse boquiabierta. ¿“Por dónde empiezo? ”
Él se encogió despreocupadamente de hombros como si no se diera cuenta de lo cortada que estaba. “Bien, podríamos comenzar con lo que oscila en una de esas jaulas de ahí.”
Rhea no pudo menos que quedarse boquiabierta cuando él señaló algo que parecía haber llegado del planeta Porno. El aparato grande, negro sostenía a un maniquí femenino con los brazos y piernas extendidos, completamente sometido y tuvo náuseas.
Sí…
Sin ningún deseo de que él se diera cuenta de lo que le molestaba eso, rápidamente recuperó su expresión facial e hizo una pausa para ver la muestra de cuero para vendar los ojos y máscaras que estaban cubiertas de clavos.
¿“Puedo ayudarle? ”
Rhea casi saltó con el sonido de la débil voz femenina detrás de ella. Se dio vuelta para ver a una anciana con pelo blanco y gafas con montura negra que la contemplaba. ¡Santo Dios!, ¡era la abuela de alguien! Hasta tenía los zapatos negros SAS y un vestido blanco con flores azules oscuras que hacía juego con su suéter azul oscuro. Parecía amable y frágil.
¿Por qué demonios trabajaría aquí de dependienta en una tienda porno?
“No. Solo estoy...mirando. ”
La anciana se rió y ligeramente le acarició el brazo. “Esta debe ser tu primera vez, dulzura. Simplemente relájate y diviértete. No te preocupes por mí, he probado casi todo lo de aquí, así que si tienes alguna pregunta, por favor, me la consultas. ”
“Um…si.”
La abuela sonrió cuando ella miró a Ace. “Bien, eres una mujer afortunada para tener esto como compañero de juegos. Porque, es sencillamente delicioso”
¿Delicioso? ¿Había dicho delicioso?
Bien, estoy en un episodio de Twilight Zoneª con una abuela como el guardián del zoo. A por ello Rhea.
La abuela siguió estudiándolo. “Sabes, me recuerda a mi difunto y amado Herbert. Ah, cariño, él era el mejor. Solamente vivía para el sexo. Se ponía a ello en todas partes, en cualquier momento. De hecho, una vez fuimos detenidos por escándalo en un metro mientras estábamos en Nueva York. ”
Esto ya era demasiada información.
¿“Habéis sido detenidos ya? ”
“No,” Rhea contestó rápida y francamente. Al menos ella no. Ace…bueno, no apostaría un céntimo por él.
“Entonces no lo estáis haciendo bien.” La abuela le guiñó un ojo.
La abuela era sin una duda la cosa que más miedo daba de la tienda.
“Ah, le gustarán aquellos,” le dijo la abuela a Ace, quién estaba dos pasillos más allá. “La fresa es el mejor, aunque a mi Herbert le gustara el de sabor a limón."
Rhea miró, para ver que Ace examinaba paquetes de bragas comestibles. Se encogió interiormente mientras él los inspeccionaba. “Ni lo pienses Ace"
Él agarró uno de los paquetes. “Son de uva.” Entonces miró a la Abuela. ¿“Los ha probado?"
“La uva no es lo mejor. Tienen un gusto un poco amargo"
Ace volvió a dejarlos en su sitio. "¿Dijo que había probado la fresa?"
Rhea estrechó la mirada cuando él cogió un paquete. Bien. A esto podían jugar dos. "También tienen fustas ¿no?" Le preguntó a la mujer.
Ella asintió con la cabeza.
¿“Tiene de esas chulas, con clavos? ”
“Seguro, dulzura.”
¡“No! ” Dijo Ace, dejando las bragas y dirigiéndose hacia Rhea. "Con púas nada"
Ella arqueó una ceja. “No puedo creer que haya encontrado finalmente algo que haga del grande, malo, Ace, un cobarde. ¿Qué porras podría hacerte temer a unas púas? ”
“Una novia goda que en la escuela secundaria me dejó cicatrices de por vida. No quiero volver a tratar de quedar bien con un puerco espín mientras viva. ”
Rhea estaba asombrada de que él hubiese admitido esto. "¿Saliste con una pollita goda? Qué raro en ti. ”
“No creas. Yo siempre he tenido algo con mujeres vestidas de cuero. ” Él miró significativamente a un maniquí vestido en un corsé sumamente revelador de cuero que dejaba los pechos desnudos excepto dos diminutas tiras de piel.
La expresión de su cara decía que se la imaginaba en aquel traje.
Rhea decidió jugar fuego contra fuego. Decidida, se encaminó al estante de los tangas de cuero, que tenían que estar ridículos sobre cualquier hombre, no importa lo atractivo o fabuloso que fuera. Cogió uno que era de un diseño de tira y miró hacia atrás, a Ace, quien hizo una mueca.
“Confía en mí, pequeña, parecería que tratas de cubrir dos bolos con un tirachinas.”
"¡Ah, eres asqueroso!”
Le dirigió una de aquellas sonrisas burlonas. ¿“Pero sientes curiosidad, verdad? ”
Lamentaba admitirlo, pero él había ganado este asalto. “No, simplemente me hace sentir pena de la mujer que acabe finalmente encadenada a ti. Haz un favor a las mujeres, Ace, que te castren."
“Ah, no, dulzura,” dijo la Abuela. “Nadie debería esterilizar algo tan bueno como él. Se lo aseguro. He visto a muchos hombres atractivos en mis días, pero el tuyo...Es definitivamente un valor para conservarlo cerca"
"Mira, le gusto.”
Rhea se mordió la lengua para impedir decirle a Ace que debería entrenar a la Abuela para Bender. Pero la regla número uno era no revelar la misión de un agente a ningún desconocido, no importaba lo inofensivo que él o ella pareciera. Las palabras podrían matar aún más rápido y más con eficacia que una pistola.
Rhea suspiró y miró alrededor. ¿“Qué te atrae a ti, Ace? ”
Él cogió un tarro de pintura para el cuerpo de chocolate que hasta venía con su propia brocha y se paró a su lado. En aquel momento, había algo sumamente irresistible en él y en la forma suave en que la miraba. “Rhea al dente”
Un inesperado temblor la sacudió y sabía que la causa era la curva caliente, seductora de su boca. Ace Krux era un hombre estupendo con quien tener que vérselas.
“Si te gusta, tenemos una muestra,” dijo la abuela rozando a Ace al pasar.
Fue al estante y abrió un tarro- probador, luego tomó una cuchara blanca de plástico y esparció un poco de chocolate en una pequeña taza de plástico.
Cuando Rhea intentó alcanzarla, ella retiró la taza. “Dame tu dedo.”
Antes de que Rhea pudiera obedecer, la anciana le cogió el dedo lo bañó en el chocolate, y lo sostuvo para que Ace lo probara. Él no vaciló en abrir la boca y capturarla.
El estómago de Rhea revoloteó cuando la lengua caliente, sensual, rodeó la yema de su dedo mientras él le cogía la mano para metérsela en la boca. Pellizcó su carne suavemente con los dientes mientras la contemplaba con una mirada caliente, de necesidad. Su aroma masculino a loción de afeitado y champú llenó su cabeza, haciendo que su corazón martilleara.
Nunca en su vida se había encendido tan pronto por cualquier hombre. Resultaba intrusivo y brusco y...y ella se moría por probar a que sabían sus labios.
¡Contrólate!
Rhea sacó el dedo. “Espero que te hayas puesto la antirrábica hace poco”
Él se rió luego mojó su dedo en la taza. “Tu turno.”
“Esto no es higiénico.”
¿"Gallina? ”
Rhea no podía creer que él confiara en esa táctica infantil. Incluso peor, no podía creer que le funcionara pero ella no podía dejar al Sr. Agente Perfecto escaparse así.
Ya era hora de que el Sr. Krux aprendiera una lección.
Cogiéndole la mano con la suya, le abrió la palma y le echó el aliento. Le dio su mejor "házmelo, fanfarrón”, mirándolo fijamente antes de lamerle la palma y meterse el dedo entero en la boca.
Ace apretó los dientes para evitar blasfemar de dichosa agonía, en el mismo instante en que ella empezó a lamerle el dedo.
Aquella mujer tenía una lengua sobre la cual los poetas deberían escribir.
Por lo menos esto merecía una carta al foro Penthouse.
Cada hormona en su cuerpo ardió y su polla se puso tan dura que incluso dolía. Y con cada diminuto, erótico lametón de su lengua, él se endurecía más y más.
Ella dio un pequeño gruñido en el fondo de su garganta antes de darle un suave mordisco y apartarse. "Es mejor el 'Hershey'sª”
Ace estaba completamente aturrullado. Desde que toda su sangre se había concentrado en el centro de su cuerpo, no estaba precisamente como para entender sus palabras. Sólo sabía que ella se había apartado y era la última cosa que él quería.
De hecho, la única cosa que quiso desde entonces fue tomarla en sus brazos y saborear su dulce y atrevida boca. Clavarla en la pared que tenía ella detrás y calmar el agudo dolor de su ingle, tan solo estar desnudos y sudorosos, eso quería.
A Rhea le puso un montón lo que hizo, mucho más de lo que quería admitir. La verdad era, que Ace sabía delicioso. Y la mirada que tenía cuando ella lo probó se le había quedado marcada en la conciencia. Sus pechos estaban todavía hinchados y duros de deseo.
¿Cómo podía sentirse atraída por él? Sí, era magnífico, pero también era una alimaña.
Tratando de distraerse, paseó por un pasillo lleno de los vibradores más increíblemente raros que había visto nunca. Algunos parecían penes, otros solo cosas raras. Uno en particular tenía dos penes que señalaban cada uno hacia un lado.
Inclinando la cabeza para verlo mejor, Rhea se quedó quieta y frunció el ceño.
Ace se rió por lo bajo, divertido, cuando se paró detrás de ella.
Estaba tan cerca que ella podía sentir el calor de su cuerpo. Sentía la intensidad de su presencia. Mejor, la podría estar tocando de verdad, dado el modo en que minaba su fuerza de voluntad.
¿“Realmente no habías estado nunca en una de estas tiendas? ” Le preguntó.
Ella sacudió la cabeza. “No tenía ni idea de que estos” - señaló hacia la miríada de novios-a-pilas — “estuvieran en tantas formas, colores, o texturas. Que pena. ¿La gente de verdad usa esto? ”
Como su cuerpo la rozó, ella pudo sentir su dura erección. Él tenía razón. Era un hombre grande, y el pensar eso fue como una descarga, mientras, él cogió uno de los paquetes ilícitos. “Sí, lo usan, al menos sé que los usan en las sesiones porno." Ella le dirigió una mirada de lado, de censura.
Él pareció realmente ofendido. ¿“Qué? Mi primo Vito produce películas de pornografía para un estudio pequeño, independiente. Para horror de mis abuelos, él habla de ello en cada fiesta navideña. ”
Aliviada más de lo que quería confesar, ella sacudió la cabeza. “Tienes la más extraña de las familias.”
“Y tú has estado tanto tiempo en Beverly Hills como en sex-shop si crees eso. Confía en mí, donde crecí, mi familia era la más normal del barrio."
“Y ahora sé por qué nunca he tenido el hábito de frecuentar ni uno ni otro sitio” Rhea cruzó los brazos sobre el pecho. ¿“Entonces que necesitaré exactamente para esta…excursión? ”
Ace devolvió "el artículo" que tenía en la mano a la estantería. “Voto porque quitemos esto de la lista. En primer lugar, ninguna mordaza, si a Bender le dan náuseas terminaríamos con el objetivo de hacerlo hablar. ”
“Esto tiene sentido.”
Ace se dirigió dos pasillos más allá donde había una exhibición de objetos restrictores. “Algo simple. Esposas. ”
Rhea estudió la variedad de esposas que había. Una imagen espontánea de Ace tumbado desnudo sobre su cama cruzó por su mente, y a pesar de lo que nunca lo admitiría, tenía que decir que fue un pensamiento increíble.
¡Ah, ¡Santo Dios!, que no note nada! Se inflaría como un pavo si supiera que se lo estaba imaginando desnudo.
"Algunas de estas cosas parece como si debieran ser ilegales,” dijo tratando de distraer su mente de nuevo.
Ace se encogió de hombros. “Personalmente, no me van las cosas duras, pero hay toda clase de gente".
“Me alegro de no ser una de ellos y de tener licencia para llevar un arma, por si alguna vez tengo la desgracia de encontrarme gente de esa en un callejón oscuro.”
“Sí.” Ace cogió dos pares de puños de terciopelo. Los sostuvo como un hombre que realmente no tenía ningún interés en usarlos.
“Realmente esto no te va, ¿verdad?”.Preguntó sorprendida. Tan entusiasmado y aventurero como era en todo lo demás, ella había pensado que el sería un experto habitual en porno.
“No. Me gusta el buen sexo a la antigua. Tumbado y sucio."
Ella hizo girar los ojos. “Sabes, durante un minuto, habías empezado a gustarme.”
"¿Sólo un minuto?”
“Tienes razón. Más bien diez segundos. ”
“Bien, ahora por eso, voto a favor de este.” Cogió un látigo de siete colas hecho de gruesas correas de cuero.
“Bien.” Ella se fue a la estantería de los bodys y cogió uno lleno de volantes, confeccionado con satén y plumas. ¿“Qué te parece este? ”
Él sonrió abiertamente. “Me gusta ese. ”
“Estupendo. ¿Qué talla usas? ”
"¿Perdón?”
La abuela se rió. “Tengo su talla en el almacén.”
"¡No!” gritó Ace. “Sólo tengo una regla en la vida: nada de colgajos. ”
"¿Por qué no?” Lo provocó Rhea. “¿Eres alérgico al satén?”
“No, pero esto” - cogió una de las tiras — “me daría una tiricia del infierno. No, gracias. ”
Ella chasqueó la lengua, luego lo volvió a dejar en su sitio.
Ace se paró cuando pasaron al lado de una lata alta, delgada de plata, que tenía varias plumas largas. Su mirada giró especulativa, pícara. ¿“Te hago cosquillas en el culo con una pluma? ”
“¿Cómo dices?”
Se aclaró la garganta. "Dije, ¿no hace un tiempo particularmente agradable?”
Rhea torció el gesto. "¡Ah, por favor! ¡No me digas que eres un fan de Arriba la Academia! ”
Ace se quedó impresionado de que Rhea conociera la vaga referencia que había hecho de la poco convencional película de principios de los ochenta. “¿Cuántas veces la has visto?”
“Más de las que recuerde. Era la película favorita de mi hermano mayor cuando iba al instituto y maldigo el día en que la editaron en videocinta. ”
Ace se rió, asombrado de ver cuanto disfrutaba con sus contiendas verbales y de la visión única que tenía ella del mundo. “¡Eh!, defiendo el gusto de tu hermano en películas.”
“Seguro.” Pero el brillo que bailaba en sus ojos decía que no estaba tan ofendida como quería fingir.
Mejor aún, ella cogió una de las plumas y la añadió a las esposas.
“¿Me vas a dejar?”Preguntó esperanzado.
“Ah, no, tú eres el esclavo, ¿recuerdas? Tiene que hacer lo que yo diga. ”
“Sí, pero, ¿no consiguen los esclavos recompensas?”
“No.” Pasó por delante de él.
Tal vez los esclavos sí fueran recompensados, antes de que terminaran este caso, Ace pondría todo su empeño en que así fuera. Había estado muy caliente por esta mujer desde hacía demasiado tiempo para al menos no conseguir saborear esa boca sabioncilla.
Como el resto de ella…
Ace no era la clase de hombre que dejara escapar algo que él quisiera, y no iba a dejar a Rhea atarlo sin que ambos se dieran el gusto de probar algo decadente.
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