Corría
sin descanso desde hacía horas,pero no le quedaba otra opción.Los malnacidos que
la perseguían no iban a parar hasta dar con ella,era una fugitiva,una
prisionera que había huido de las garras de cuatro oficiales del ejército del
rey.No quería ir a la cárcel,no quería ir allí y ser torturada día tras
día,hasta que les dijera lo que ellos querían oir,pero ella no hablaría,y como
no iba a hablar,no iba a hacerles perderles el tiempo.Jamás les diría dónde se
encontraba su familia,su madre y sus hermanas debían estar a salvo,nunca debían
ser encontradas.
Se
permitió parar en un arroyo,ya no podía más,sus piernas ya no le respondían,era
incapaz de llenar sus pulmones de aire con normalidad.Se agachó en el arroyo y
se lavó la cara y las manos,llenas de sudor y barro.El cielo empezó a
oscurecerse cuando ella aún estaba lavándose,relámpagos y truenos surcaban el
cielo del mediodia,convirtiédolo ahora en una alfombra de tonos negros y
grises,alumbrado por los numerosos relámpagos que lo atravesaban.En cuanto la
lluvia,gotas gordas y heladas,empezó a caer,echó a correr lo más rápido que sus
cansadas piernas le permitían.Sus pies se hundían en la tierra,cada vez más
resbaladiza; el pelo se le pegaba al rostro,impidiéndole ver lo que tenía
delante,provacando que ,en más de una ocasión, cayera de bruces contra el suelo;
iba calada hasta los huesos,y su cuerpo comenzaba a sentir los efectos del agua
fría,las ropas caladas se le aderían al cuerpo,dejándola entumecida,haciendo
que le fuera más dificl correr; los truenos tapaban cualquier sonido que ella
pudiera hacer mientras corría para huir , no solo de la lluvia sino también de
lo oficiales que la perseguían,a quienes los truenos también amparaban,pues
tampoco oiría sus caballos persiguiéndola.
No
mucho más lejos del camino un hombre se resguarnecía de la lluvia bajo una gran
cueva,cavada en la falda de la
montaña.La noche era fría y pasada por
agua,y él no estaba dispuesto por nada del mundo a empaparse y llenarse de
barro por no saber esperar a que amainara la tormenta.La paciencia es una
virtud.Ese era su lema,y era lo único que seguía a rajatabla.Nunca se estresaba
por nada,siempre era paciente con todo y con todos,y nunca,jamás se alteraba
porque las cosas no fueran tan rápidas como uno quería.Impacientarse no servía
de nada,alterarse y ponerse nervioso no
iba a hacer que la tormenta cesara antes,así que hizo lo que mejor se le daba:
esperar.Y así,esperando,fue cuando vio una figura menuda correr como si alguien
la persiguiera.Y en efecto,alguien la perseguía,como puedo comprobar minutos
después cuando pasaron cuatro hombres a caballo.,Si fuera paciente,esperaría a
que los jinetes pasaran de largo,escondiéndose en alguna de las numerosas
cuevas o grietas que albergaba la montaña,pero al correr…le atraparían tarde o
temprano. Suspiró,rezando por aquél a quien perseguían,tumbándose poco después a
descansar cuanto pudiera en el frío,pero seco,suelo de la cueva,pensando en que
la figura menuda que desapareció tan rápido por la carrera parecía una mujer.
Aletheia
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